Leo con gran interés al artículo publicado por Ramírez-Rosales A.1, sin embargo hago algunas observaciones que me parecen pertinentes en relación a infección por Clostridium difficile (C. difficile) (ICD) y a la mortalidad reportada de 9,10%. En un estudio retrospectivo es muy complejo determinar una mortalidad atribuible a un evento infeccioso, ya que sólo se puede establecer una asociación con el mismo. Los fallecimientos como consecuencia directa a ICD son un continuo en el amplio rango de manifestaciones clínicas y patológicas, que culminan en megacolon tóxico, sepsis severa, choque y subsecuentemente, la muerte del enfermo. En la revisión retrospectiva que hacen los autores, encuentran 6 muertes de un total de 66 casos, sin embargo sólo uno de ellos presentaba datos clínicos asociados a sepsis de origen gastrointestinal; asumiendo que esta fue la causa de muerte, la mortalidad directamente relacionada a ICD es de 1,50%, cifra que es similar a lo reportado en otros estudios provenientes de América Latina2,3. Considero que el estudio establece en una muestra de pacientes las diferencias entre factores de riesgo para pacientes que tuvieron una mortalidad intrahospitalaria y aquellos que no, sin embargo, no puede concluir que dicha mortalidad fue secundaria a ICD. Me uno a la conclusión de Remes-Troche J. M.4 en su elegante comentario editorial y contesto la pregunta de su encabezado (¿es tiempo de preocuparnos en México?), con 2 dichos de raíces mexicanas “Ojos que no ven, corazón que no siente”. El escenario de los autores siendo un hospital privado tiene la infraestructura económica para la realización de pruebas de inmunoensayo para la detección de toxinas de C. difficile, sin embargo menos del 10,00% de los hospitales de atención pública y de servicios de salud en México realizan dichas pruebas, por lo que la mayor parte de los casos no serán detectados. ¿Cómo difundir la existencia de un patógeno que no puedes detectar? La segunda frase dice “No hay peor ciego, que el que no quiere ver”: el fundamento para la supervivencia y la ICD es el exceso en el empleo de antibióticos, por lo que los esfuerzos deben alcanzar no sólo la detección de casos sino la prevención. El tener infecciones por C. difficile en un ambiente hospitalario entre tantos factores, indica un uso inapropiado de antimicrobianos. Concluyo diciendo: desde hace varios años había que preocuparnos.
Conflicto de interesesEl autor declara no tener conflicto de intereses.
FinanciamientoNo se recibió patrocinio de ningún tipo para llevar a cabo este artículo.